viernes, 30 de diciembre de 2016

El pozo de las cadenas



Cuenta la leyenda que un amable campesino invitó a beber y cenar a su casa a un grupo de delincuentes. Estos aprovecharon su hospitalidad para robarle y acabaron con su vida arrojándole a un pozo. Desde entonces cada noche puede…

En el pueblo de Tecate, ubicado al final de la Rumorosa, se cuenta que en tiempos de la Revolución Mexicana, alrededor de 1910, vivía un matrimonio de personas muy pacíficas y trabajadoras. Eran una pareja sin hijos. El señor se encargaba del cultivo de las tierras y su esposa se encargaba del cuidado de la casa.


En aquella época no había mucha gente en los alrededores y los caminos eran simples brechas secas marcadas sobre el árido paisaje, vetas polvorientas por las que a veces pasaban los caballos levantando polvaredas con su andar.

Un día aparecieron unos hombres que llevaban varias horas caminando bajo el sol ardiente. Extenuados y sedientos de tanto andar bajo el calor, vieron que el señor que trabajaba en sus cultivos era la única persona que tenían cerca y, en consecuencia, se le acercaron.


— ¡buenas tardes! —saludaron.

— ¡buenas tardes! —Respondió el señor, dejando su labor y ventilándose con el sombrero—. ¿Cómo así por acá? Muy poca gente viene por aquí.

—El deseo de encontrar buena fortuna nos trae —respondió uno de los hombres.

—Vamos a Tijuana, acabamos de cruzar la Rumorosa —dijo el otro.

—Pues aún les queda mucho camino, Tijuana está bien lejos.


—Sí, y eso que con lo que hemos andado ya nos morimos de sed, ¿no tendrá un poco de agua que nos regale? —preguntó uno de los extraños.

— ¡Chingallos, me acabo de tomar el último trago! Pero ándale, no se preocupen que mi casa está cerca y tengo un pozo. A menos que tengan prisa. —respondió el campesino

— ¿Prisa? Prisa pero por beber agua, compadre —dijo uno de los hombres y luego todos siguieron al señor para saciar su sed.


El hombre, que casi nunca veía a alguien pasar por el lugar, se emocionaba cada vez que venían visitantes e intentaba aprovechar la ocasión para enterarse de chismes y noticias. Se apresuró entonces por levantar sus aparejos y luego condujo a los hombres hasta su casa. Allí su esposa los recibió y ellos la saludaron quitándose el sombrero.

Una vez hubieron entrado, los hombres bebieron toda el agua que pudieron, comieron como náufragos y conversaron larga y amenamente. Entretanto, la tarde ya estaba por irse y el atardecer, en su avance, iba incendiando el cielo para después dar paso a los coyotes con sus aullidos de veneración ante el ascenso de la Luna. Los hombres sin embargo no dieron muestras de marcharse, de hecho se veía que querían prolongar las conversaciones con el ánimo de quedarse. Viendo eso, el hombre y su esposa les hicieron un catre con ramas de paja para que puedan dormir.

Pasadas las horas un grito rasgó el silencio de la madrugada, un grito que a lo lejos retumbaba como delatando la proximidad de la muerte en las inmediaciones…


Nadie supo nunca qué ocurrió. Se cuenta no obstante que los extraños pertenecían a una banda de sangrientos delincuentes, de hombres deshumanizados que disfrutaban con el sufrimiento de todas aquellas víctimas que les oponían un mínimo de resistencia. Cuentan pues que intentaron robarle y que el hombre intentó presentar resistencia, quizá más de la cuenta porque la crueldad con que lo liquidaron aún se recuerda entre los habitantes de la zona: lo amarraron con cadenas, le quitaron los ojos, lo echaron al pozo y luego arrojaron piedras al pozo para cubrir su cuerpo ahogado. De su esposa y de los asaltantes nunca se supo nada.


Tal es al menos la versión que se tiene sobre su muerte, versión de la que muchos no dudan, sobre todo quienes cuentan que hay noches en que cerca del pozo se oyen ruidos de cadenas, gemidos de llanto e incluso escalofriantes alaridos de desesperación. Dicen que pena en busca de su esposa desaparecida y de los malditos que la asesinaron, dicen que por las mañanas se pueden ver con claridad las huellas de sus pies encadenados, que a veces se escucha como si lanzaran piedras al agua del pozo a pesar de que no hay nadie cerca que las lance…Incluso, hay quienes aseguran que, cuando han pasado cerca del pozo en la madrugada, han escuchado burbujas, tal y como si alguien o algo en el interior del agua las estuviera produciendo. Los pocos que se han atrevido a mirar cuentan haber visto un rostro grande, de un espectral azul blanquecino, gritando con los ojos inundados de angustia; y ascendiendo, ascendiendo como para querer contactar con el asustado visitante…



jueves, 29 de diciembre de 2016

Sara y jennifer



Según la leyenda en una casa ubicada en New Jersey en Estados Unidos habitaban dos hermanas: Sara de 16 años y Jennifer de 17, junto a sus padres, era una familia que lo tenía todo; amor, bastante dinero... los padres creían que eran la familia perfecta, pero ignoraban algo respecto a sus hijas: el gran odio que Sara sentía hacia Jennifer.


Ese odio al parecer se debía a que Jennifer era más guapa, más alta, tenía más suerte con los chicos, era admirada por todos, tenía una voz más bonita, era la más popular, era la mayor de ellas dos...pero había algo en particular a lo que Sara tenía más envidia que cualquier otra cosa, y eran los ojos de Jennifer.
Jennifer no era vanidosa ni soberbia, pero no podía evitar decir que sus ojos eran su mayor orgullo, y es que eran perfectos: de un azul claro precioso, brillantes... y todos la admiraban por eso, todo el mundo le comentaba que tenía unos ojos preciosos.
Una tarde Sara encerrada en su habitación comenzó a pensar en cómo podía arruinar la vida de su hermana y planeó una manera brutal y cruel de acabar con su hermana, para entonces era obvio que Sara tenía problemas emocionales graves.


Su objetivo era hacer que Jennifer pierda lo más bello que tenía y que dejara de ser tan popular, fue así que Sara comenzó a poner en macha su plan, ese día los padres habían ido a ver una obra teatral y Jennifer había salido a pasear con unas amigas.
Era las 10 de la noche y Jennifer ya regresaba a su casa, se encontraba de muy buen humor hasta que fue a su habitación, y vio un cuadro con una foto de su comunión destrozado, de pronto comenzó a recibir unas raras llamadas telefónicas que la amenazaban con arrancarle los ojos y destripar a sus amigos pero lo más raro fue que la voz le era muy familiar, y de pronto comenzó a escuchar gritos provenientes del exterior de la casa. Se trataba de Sara que lo hacía a propósito para asuntarla más.
Pasaron diez minutos y Jennifer obtuvo valor y salió de la casa pero en el preciso instante en que cruzó la puerta, la boca se le secó, su corazón se detuvo y quedó petrificada del terror, lo que vio fue tan escalofriante y terrorífico que ella misma se arrancó los ojos de sus órbitas, para no poder seguir viendo aquella escena tan espantosa.
Lo que vio era el cuerpo de Sara colgada de un árbol con una soga al cuello, tenía tres puñaladas en el vientre y su mirada estaba fija en sus ojos.
El plan macabro de Sara fue ese, le costó la vida pero logró lo que quería, cobró su venganza sin importarle su propia vida con tal de hacerle eso a su hermana Jennifer impulsada por el odio y su demencia. Logró su objetivo, le quitó a Jennifer lo más hermoso que tenía: sus ojos.



jueves, 22 de diciembre de 2016

El diablo en la discoteca



Una chica es invitada a la pista de baile por un apuesto joven, el cual le pide que no le mire a los pies mientras bailan. 

Una noche de viernes santo, se hizo una fiesta en la discoteca más famosa de la ciudad, dicen que en un momento determinado de la noche ,entró a la discoteca un joven, que atraía las miradas de todas las jovencitas que se encontraban en el lugar, era alto ,muy bien vestido, con unos ojos algo extraños pero encantadores…


Este apuesto joven se acercó a una muchacha para sacarla a bailar y ella encantada por su apariencia aceptó sin pensarlo dos veces, mientras bailaban él le advirtió que no mirara sus pies ya que se sentía un poco intimidado y no era capaz de seguir el ritmo, ella asintió con la cabeza…


Pero al cabo de un rato no resistió mirar sus pies, ella se quedó sin aliento al ver unas garras horribles y se desmayó enseguida, todo el mundo al ver a esta joven tendida en el suelo corrió a socorrerla, y el joven con el que bailaba ya había desaparecido del lugar.


La muchacha cayó en un terrible estado de coma, y sus padres ordenaron revisar las cámaras del lugar para identificar al hombre que todos creían que era el culpable de su estado, pero para sorpresa de todos, en el video de seguridad se veía claramente que la jovencita se movía sola por toda la pista de baile, el hombre no se reflejaba en la grabación. Para confirmar esta escalofriante historia en el baño del establecimiento en uno de los espejos decía:


“Viernes Santo, muerte de Cristo, Viernes Santo yo revivo y riego sangre y temor entre los humanos”…


La discoteca estuvo varios días impregnada con un olor a azufre y la joven murió después de un tiempo con unas marcas de quemaduras en la espalda…


¿Te atreverías a irte de fiesta ahora en Viernes Santo?

martes, 20 de diciembre de 2016

El Amigo Imaginario



Una niña llega con su familia a su nuevo hogar, una gigantesca casa con un jardín enorme en el que hay una casita en el árbol. Pronto la niña se volverá más solitaria y sólo querrá pasar el día jugando con su amiga imaginaria… 

Casandra era una tímida niña de seis años que prefería la compañía de sus muñecas a relacionarse con otros niños. Por este motivo no le resultó muy duro cambiar de casa y dejar atrás su antiguo barrio y colegio cuando sus padres decidieron mudarse.


Sus padres estaban preocupados por el cambio, pero sabían que con el tiempo acabaría disfrutando de su nuevo hogar. Una vieja mansión que tenía un gran jardín, con un columpio, un tobogán e incluso una pequeña casita de madera en el árbol.

La niña se acostumbró enseguida a su nuevo hogar. Pero tener tanto espacio para jugar la volvió incluso más retraída y solitaria. Casandra solía subir con sus muñecas a la casa del árbol y pasaba allí varias horas hablando sola, según ella con su amiga Ana. Los padres no le dieron mucha importancia pues sabían que a esa edad eran comunes los amigos imaginarios. Las vacaciones de verano pronto acabarían y con el nuevo curso escolar haría nuevos amigos en clase.


Los días pasaban y el comportamiento de la niña cada día era más extraño, casi no hablaba con sus padres y aprovechaba cualquier momento para “refugiarse” en su casita del árbol. Los padres podían escucharla hablar durante horas con su amiga Ana. Pero lo que más les preocupaba era que cada vez conciliaba peor el sueño, hablaba dormida y parecía sufrir pesadillas pues era habitual que entonara frases como “tengo frío”, “no puedo ver” o “ayúdame”. Una noche la madre sintió pasos en el pasillo, asustada avisó a su marido, quien salió a ver y se encontró a Casandra caminando sin rumbo, la niña parecía sonámbula y, cuando su padre la llamó, se despertó totalmente aturdida y sin saber qué hacía de pie fuera de su habitación.

Cada vez las incursiones nocturnas de Casandra eran más atrevidas y se alejaba más de su cuarto. Sus padres tenían miedo de que la niña saliera a la calle, sola y por la noche. Así que decidieron llevarla a una clínica del sueño en la que podrían “monitorear” sus hábitos de sueño para tratar su sonambulismo. Pero tras pasar dos noches no se detectó nada extraño, de hecho en ambas ocasiones Casandra durmió plácidamente toda la noche. El psicólogo tampoco ayudó mucho, únicamente les confirmó lo que ellos ya sabían, que tenía una amiga imaginaria que se llamaba Ana y que tenía su misma edad. El psicólogo le restó importancia al hecho y les dijo que era relativamente frecuente , y más teniendo en cuenta que la niña prácticamente no tenía amistades. Les recomendó que pasaran más tiempo con ella y que trataran de relacionarla con más niños de su edad para que Casandra fuera, poco a poco, olvidando a Ana y centrándose en sus amistades reales.


Los padres siguieron al pie de la letra las indicaciones del psicólogo, pasaban cada vez más tiempo con ella y la dejaban poco tiempo libre para que fuera a “charlar” con Ana en su casa del árbol. Pero eso no hizo más que empeorar su ataque de sonambulismo, parecía como si el tiempo que ya no pasaba con su amiga imaginaria por el día lo compensara por la noche. Sus sueños parecían cada vez más vívidos y en un par de ocasiones el padre la encontró a punto de salir al jardín. La niña cada vez parecía más agotada y con el cansancio acumulado era como si cada noche perdiera más el control y pasara más tiempo sonámbula.

Una noche el padre sintió como alguien bajaba la escalera, al ver a su hija en la puerta de casa un frío le recorrió la espalda. Al contrario que en otras ocasiones, cuando llamó a Casandra la niña pareció ignorarle y solamente le dedicó una mirada fugaz antes de abrir la puerta y salir al jardín. Los ojos de su hija parecían otros, era como si no la reconociera. Asustado, bajó las escaleras y salió corriendo detrás de ella mientras la niña avanzaba en dirección a la casita del árbol; cuando estaba a pocos metros del lugar, la niña se agachó mientras balbuceaba algo que su padre no podía entender.


Casandra comenzó a escavar el suelo con sus manos, su padre al llegar a su lado la escuchó decir “tengo que salir”, “aquí hace mucho frío”. Su padre la abrazó y sintió que su hija estaba congelada, era como si no respondiera y luchaba por seguir cavando, sus pequeños dedos estaban ensangrentados por arañar la tierra y golpearse con las piedras que había en el suelo. Se había roto un par de uñas y aún así parecía no despertarse. El padre no sabía qué hacer mientras la niña pataleaba y le pedía que la soltara y la dejara continuar.

De repente, como si se le encendiera una luz en la cabeza, el padre dejó de llamarla por su nombre y la llamó “Ana”, en ese momento la niña se giró y dejó de luchar mientras se le quedó mirando.


– Ana, ¿eres tú?. – dijo el padre.

La niña le miró fijamente con unos ojitos que imploraban que la ayudasen, un par de segundos después se desmayó, al instante abrió nuevamente los ojos y esta vez Casandra con su propio cuerpo miró asustada en todas direcciones como intentando comprender dónde estaba y por qué le dolían tanto las manos. Su padre la llevó dentro de casa, donde su madre se quedó limpiando sus heridas, el daño no era tanto como parecía en la oscuridad de la noche, pero el padre sabía que tenía un asunto pendiente en el jardín, así que mientras su hija se reponía con su mujer, bajó con una linterna y una pala.

Al llegar al mismo lugar donde Casandra había escavado, volvió a sentir un escalofrío. Pero no era momento de tener miedo, empezaba a intuir el motivo por el que su hija no podía descansar por las noches y quería acabar de una vez por todas con el problema. Clavó una y otras vez la pala, hasta que pudo ver algo que le llamó la atención. Una pequeña manita huesuda apareció bajo la tierra. Era tan pequeña como la de su hija y al verla sintió una tristeza tan profunda que se puso a llorar. El padre entre llantos entró a su casa y le pidió a su mujer que no saliera al jardín bajo ningún concepto mientras él realizaba una llamada.


Menos de veinte minutos después un coche de policía y un forense llegaron para levantar el cadáver de una niña de unos seis años. Investigaciones posteriores demostraron que se trataba de Ana, una niña que había desaparecido hace un par de años en uno de los pueblos cercanos. La niña al parecer había sido asesinada, pues su cadáver mostraba signos de violencia. El anterior propietario de la casa la había enterrado en su jardín, sabiendo que nadie podría investigar en una propiedad privada sin una orden judicial.

Ana nunca más se comunicó con Casandra; parece que, al desvelarse su asesinato y detenerse a su asesino, por fin pudo descansar. Pero Casandra siempre guardaría el escalofriante recuerdo de cuando hablaba con un espíritu que no podía descansar.


NOTA: Siempre se ha creído que los niños tienen un don especial para ver los entes del más allá. Muchas personas identifican los amigos imaginarios, que muchos niños tienen a determinada edad, con la presencia de espíritus que podrían relacionarse y comunicarse con ellos. ¿Será verdad la leyenda? ¿Pueden los niños ver fantasmas? y lo qué es más escalofriante… ¿pueden comunicarse con ellos? Por si acaso la próxima vez que tu hijo, tu sobrino o tu hermanito hable sólo y sientas un frío recorrer tu espalda ponte a temblar porque un fantasma podría estar muy cerca.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Leyenda de los zombis vudu



La magia vudú es una de las actividades mágicas de las cuales se habla más en todo el mundo, esto puede ser debido a las películas y series de televisión que lo han explotado durante años para darle un toque místico a sus historias, o también puede deberse a las diversas historias, la mayoría escalofriantes, que se escuchan cuando se habla de la magia vudú, y es que se suele pensar que son prácticas terribles y entre las más aterradoras que se le suelen adjudicar al mago vudú o “Bokor” es la de traer a la gente de la muerte y convertirla en un zombi.


Muy lejos de los estereotipos hollywoodenses de los zombis medio podridos o lentos y torpes, los zombis del vudú son seres humanos cuya voluntad ha sido totalmente quebrada, son meros esclavos sin pensamientos, para estos los despierta de la muerte el Bokor, quien luego de recibirlos de nuevo en la tierra de los vivos los induce a un estado de máxima sumisión donde se someten a la voluntad del mago y este generalmente los utiliza como trabajadores en campos y siembras.


La técnica que utilizan los magos del vudú para traer de la muerte a las personas al parecer fue revelada con el tiempo, pero esto no la hace menos aterradora ni peligrosa, ya que al parecer lejos de utilizar magia estas personas hacen esto a conciencia, parece que eligen la víctima en primera instancia, puede ser por un contrato o por simple azar, y le administran una especie de droga que los deja en un estado de coma muy parecido a la muerte.


Zombis vudú de Haití

Cuando los familiares los entierran el bokor vuelve al tiempo para desenterrarlos, les administra una paliza y luego le da otra droga que lo mantiene en un estado de estupor y le quita la voluntad, causándole incluso grandes daños al cerebro.


Se han conocido varios casos en los cuales los zombis han logrado escapar de años de cautiverio para contar su historia, y aunque consiguieron una segunda oportunidad de vivir y obtuvieron su libertad los daños a su cerebro nunca se recuperan del todo.



viernes, 16 de diciembre de 2016

Barranco de los espíritus



Todos los domingo Alfredo se sentaba aun lado de la colina, aquí se dedicaba a hablar solo, por lo que la gente del pueblo lo criticaba duramente pensando que se estaba volviendo loco. Pero el desenlace de la historia es realmente terrorífica.

Alfredo un día esta discutiendo, este se encontraba muy cerca al barranco. Después de un rato un vació se acerco rápidamente a el para evitar que este cayera al vació pues el pensaba que debido a su locura pudiera dar un salto, aunque desafortunadamente Alfredo se lanzo voluntariamente al vació, perdiendo la vida inmediatamente.

El pueblo entero quedo consternado ante este terrible suceso, ya que la mayoría de las personas nunca pensaron que Alfredo pudiera terminar con su vida de esta forma, la mayoría de los habitantes por un largo tiempo dejaban hermosas flores donde anteriormente el muchacho se sentaba.

Un día su amigo Manuel se sentó al incio de la colina, pero la sorpresa que se llevo fue realmente sorprendente, después de una largo tiempo sentado Manuel empezó a escuchar muchas voces que no descubría de donde provenian incluso escucho la voz de su antiguo amigo Alfredo. Sin duda este hecho lo marco mucho.

Con el paso de tiempo, Manuel asistía al mismo lugar que su amigo todos los domingos, pero inmediatamente los habitantes del pueblo se dieron cuenta que este joven esta siguiendo los mismos pasos de Alfredo, pero curiosamente ningún habitante mas descubrió lo que realmente pasaba al sentarse en la Colina.



miércoles, 14 de diciembre de 2016

El Rokurokubi



Este horrendo espectro femenino puede estirar el cuello largamente, y disfruta asustando niños y espiando. Durante el día es una mujer normal, pero por la noche drena la energía vital de sus víctimas o incluso, según cierta versión, les chupa sangre o las devora…

Una rokurokubi es un tipo de monstruoso espectro femenino, originario del folclore japonés y perteneciente a la categoría de los yokai (que engloba apariciones, espíritus, demonios y monstruos). Durante el día su aspecto es como el de una mujer normal, muchas veces muy guapa, casada y con hijos, pero por la noche adquiere la capacidad de estirar su cuello tanto como para ir a otros lugares, donde asustarán (sus rostros pueden volverse demoníacos, horrendos), drenarán energía, o incluso chuparán sangre…

Como ya se dijo, las rokurokubi tienen un aspecto normal y, cuando conocen de su condición (pues no siempre es así), hacen lo posible por mantenerla en secreto. Aún así, suelen ser personas embaucadoras, deshonestas, fisgonas y a menudo egoístas.

En términos generales, las rokurokubi se pueden dividir de dos modos. Según el conocimiento de su propia condición, están las mujeres que saben que son rokurokubi y las que no lo saben; según su naturaleza moral, hay rokurokubis casi inofensivas y que solo asustan (sobre todo a niños, según cierta creencia), molestan, curiosean o drenan un poco de energía, y rokurokubis perversas que gustan de aterrar al punto del trauma y de drenar grandes cantidades de energía o incluso, según una versión, chupan sangre… Lógicamente, cada una de las dos categorías de la primera división, se puede combinar con cualquiera de las dos categorías de la segunda división, y así habrá cuatro tipos por derivación, al menos según la creencia popular dominante; ya que, si nos aferramos a la versión budista, la rokurokubi necesariamente es un ser perverso, que nació así como karma a malas acciones pasadas o como castigo por quebrantar los preceptos budistas. En esta versión budista la rokurokubi puede matar y comer a su víctima, pero afortunadamente suele elegir como presas a hombres de baja moral, como ladrones, asesinos, violadores, adúlteros, borrachos o drogadictos.

Muy distinta de la versión budista sobre el origen de la rokurokubi, en aquella teoría se afirma que la creencia en estos seres se originó a partir de la leyenda de una mujer que tenía la mala costumbre de andar espiando a todo el mundo en sus casas, y que como castigo se la convirtió en alma en pena. Claro que esta explicación se refiere al origen de la creencia en las rokurokubis, mientras que la explicación budista se refiere al origen de las rokurokubis como tales, presuponiendo su existencia.

Con respecto a las rokurokubis se pueden formular las siguientes preguntas: 1) ¿cómo sabemos si hemos sido víctimas de estos seres?, 2) ¿cómo puede darse cuenta de que es una rokurokubi aquella mujer que lo es y no lo sabe?, 3) ¿cómo podemos darnos cuenta de que una mujer es una rokurokubi?.

Con respecto a la primera pregunta, si nos levantamos demasiado cansados y sin razón aparente, podemos suponer que una rokurokubi nos drenó energía; o, suponiendo que chupen sangre, podemos suponer que fuimos víctimas de estos seres si nos levantamos con inexplicables señales de mordidas.

Ahora, una mujer puede saber que es rokurokubi si se levanta y tiene estrías pálidas en el cuello, pues supuestamente eso se debería a que calló dormida con el cuello estirado mientras buscaba víctimas y la piel aún está adaptándose a la longitud normal. También, si se levanta y recuerda sueños en que veía desde ángulos inusuales (que con una longitud de cuello humana son imposibles de alcanzar) partes de su habitación o de otros sitios conocidos o desconocidos pero aparentemente reales, puede suponer que es una rokurokubi.


Por nuestra parte, si la rokurokubi en cuestión convive con nosotros, también lo de las estrías en el cuello nos sirve. Sin embargo, otra cosa a tener en cuenta es ver si nosotros u otros habitantes de la casa amanecen cansados, o incluso si los animales (si tenemos animales) despiertan sin energía, ya que en general una rokurokubi preferirá drenar la energía a quienes tiene cerca. Finalmente, podemos poner una lámpara de aceite y ver si el aceite de ésta aparece inexplicablemente disminuido a la mañana siguiente, pues muchas rokurokubi se beben el aceite de esas lámparas, al menos según cierta versión de la leyenda.

Por último, hay que estar atentos a las siguientes confusiones que se han dado en torno a las rokurokubi:

1. Se las confunde con los nukekubi, cuyas cabezas flotan despegadas del cuerpo. Esta confusión se debe a la historia que en 1903 escribió Lafcadio Hern (escritor extranjero que se inspiraba en temas japoneses), y en la cual usó dicho nombre para las rokurokubi.

2. A veces se confunden con los rokurokubei, que son la versión masculina de las rokurokubi.

3. A diferencia de las dos anteriores que son confusiones nominales, está la confusión ontológica (esto es, que se le confunde con otro ser) en que se piensa que se está ante una rokurokubi cuando se está ante un tanuki, que es un tipo de mapache sobrenatural que puede asumir la forma de la rokurokubi. Lógicamente, esta confusión rige en el marco de ficción (o muy discutible realidad…) de la leyenda.

Explicación de orden parapsicológico-esotérico

Las experiencias fuera del cuerpo, conocidas como “EEC” (Experiencias Extra Corpóreas) en la Parapsicología y “viajes astrales” en el Esoterismo, pueden ser el fondo de realidad que inspiró la leyenda de las rokurokubi. ¿Por qué? Vamos por partes:

Ángulos de visión extraños que las mujeres- rokurokubi suelen recordar al despertar: En el desdoblamiento astral la persona flota o vuela, y puede ver su propio cuerpo o cualquier parte de su habitación o del lugar que sea como si estuviera en el suelo, en el techo, o en las paredes, ya que no todos los cuerpos astrales se comportan de la misma manera.

Cuello largo de las rokurokubi: El cordón de plata es una especie de cable de energía que solo se rompe al momento de la muerte, y que une al cuerpo astral (donde está la conciencia y por ende la visión de quien tiene el viaje astral) con el cuerpo físico. El grado de conciencia en un viaje astral varía mucho y a veces las visiones objetivas se mezclan con ensoñaciones o imágenes producidas por la sugestión. De ese modo, el condicionamiento cultural, unido a un grado de consciencia no total durante el viaje astral, harían que la mujer desdoblada perciba su cordón de plata como una especie de cuello largo, o que bien no recuerde sino borrosamente la visión del cordón de plata, y la reinterprete como un cuello largo al despertar.

Drenar energía: este comportamiento de la rokurokubi equivaldría al vampirismo astral, y cabe recordar que cada tipo de vampiro astral tiende a drenar las energías astrales correspondientes a sus tendencias dominantes. De ese modo, se esclarece el porqué, en la creencia budista, la rokurokubi prefiere víctimas viciosas o de baja naturaleza, ya que las buenas personas no suelen ejercer el vampirismo astral, sea consciente o inconscientemente, pues de ambas formas se puede ejercer.

Chupar sangre: Esto sería una metáfora del vampirismo astral, producida por la exageración y la imaginación popular, que tiende a deformar todo de manera que se vuelva más impactante, teniendo muchas veces simbolismos de fondo aquellas deformaciones.

Asustar o curiosear: Cuando alguien se desdobla, sea que lo recuerde o no al volver a su cuerpo físico, tiende a experimentar miedo o curiosidad, y si experimenta lo segundo, se moverá a donde pueda, y asustará a quienes tengan algo desarrollado el sexto sentido, pues estas personas le percibirán como un espectro, cuyo rostro puede deformarse en función de las emociones, ya que está hecho de materia astral y ésta es maleable. Ahora bien, hay personas perversas que tienen la capacidad de desdoblarse y gustan de aterrorizar, pero muy pocos de estos casos se corresponderían con mujeres-rokurokubi. Y en cuanto al porqué los niños son quienes más comúnmente resultan asustados por estos seres, es simplemente porque los niños suelen tener menos cerrado el tercer ojo que los adultos, de modo que pueden percibir con mayor facilidad a los fantasmas y cuerpos astrales de personas vivas que se han desdoblado…

lunes, 12 de diciembre de 2016

El túnel de los Gritos



Cercano a las cataratas del Niágara se encuentra un pequeño túnel construido a principios del siglo XX, en el que según dicen basta encender una cerilla para perturbar a las fuerzas sobrenaturales, las cuales se manifiestan a través de gritos y ráfagas de viento espontaneas. Por esta razón, los lugareños lo han bautizado como “El túnel de los gritos” (Screaming Tunnel).


Este pasaje estrecho y oscuro, se encuentra en Warner Road bajo la vía del tren que une Toronto y Nueva York, y sin importar la hora del día, permanece cubierto por una niebla espesa que impide ver más allá de un paso.

Cuenta la leyenda que en su interior, habita un espíritu, una presencia que acecha a todo el que entra, y cada vez que se enciende una llama, el espectro se acerca para apagarla con una brisa helada que cala hasta los huesos.

Dicen que todo se originó hace más de un siglo, cuando hubo un incendio en una granja cercana, de ahí salió una niña envuelta en llamas que cayó muerta justo en medio del túnel. En versiones más actuales, se comenta que la niña fue ultrajada y después quemada para que no identificara a sus atacantes, o peor aún, que fue su mismo padre quien le prendió fuego al enterarse que su madre se la llevaría lejos dejándolo solo.

Cualquiera que sea la versión real, los elementos principales permanecen; la muerte de una niña que dejo maldito el lugar, y el fuego. Por esta razón, las personas que entran afirman que el lugar tiene un ambiente muy negativo.

Son muchos los curiosos que aprovechando la visita a las cataratas hacen una parada en el túnel de los gritos, para hacer por si mismos la prueba de los fósforos y efectivamente, no hay llama que su interior permanezca encendida, ya que esta es inmediatamente apagada, mientras se escucha un grito.

La leyenda cobró aun mayor fama, cuando la gente del mundo del cine pudo comprobar su veracidad, mientras utilizaron el túnel como escenario en la película de 1983, “La zona muerta“, basada en un relato de Stephen King, con Christopher Walken.