viernes, 10 de febrero de 2017

La leyenda de la rodillona



En las calles e iglesias de los pueblos de Colombia, se ve a una anciana devota, con velo, crucifijo en pecho, camándula y misal, que exterioriza con gritos su eterno tormento cuando camina y se postra en el reclinatorio a orar. Los feligreses y parroquianos dicen que la Rodillona era una mujer arrogante, soberbia y vanidosa a la cual el destino sancionó con una artritis incurable y desde entonces asiste todos los días a la misa de aurora y a la del anochecer y de rodillas le da vueltas ,al templo y desciende las escalinatas del atrio apoyándose en sus rótulas cumpliendo una promesa y penitencia para librarse del remordimiento que no deja en paz a su conciencia. 


Cuentan que a veces la Rodillona es la última en salir de la catedral, que se sostiene en unas muletas metálicas, sonoras y que anda lento como una tortuga y que pisa fuerte como un elefante. Que al mirarla causa lástima y conmiseración pues sus rótulas parecen calabazas enormes, peladas y sangrientas; martirizadas de tanto hincarse a venerar al Sumo Hacedor a la Virgen y a los Santos.

Dicen que la Rodillona se sabe de memoria todas las oraciones, salmos, letanías y cánticos. Y que en su vestuario tiene enganchadas con nodrizas medallas, escapularios e imágenes religiosas. Y que carga un galón de agua bendita, un aspersorio y un sahumador para esparcir Incienso.


Dicen que la Rodillona además lleva terciado un talego con docenas de veladoras, las cuales prende al altísimo frente al altar de oro y las que le sobran las enciende en las repisas de las lápidas de las tumbas del campo santo; Implorando para que las ánimas de los difuntos puedan descansar en paz.

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