jueves, 20 de abril de 2017

Mansión embrujada de Massachusetts



En una bella ciudad con sus casas de Estilo Victoriano, techos de piedra laja, estructuras de madera preciosa y fachadas de ladrillo, rodeada de lagos y colinas, donde su gente disfruta de la naturaleza, conviven con la historia de siglos a través de luchas y muertes, pasiones y tranquilidad. 


En esta regíon del Noreste hasta los Hombres Lobo podrían desaparecer en paz.


Los vivos y los muertos por casas y calles se hacen sentir y ver, unos conversando de historias fantasmales y otros vagando con sus penas a rastras entre el más allá y este mundo. 


 Gardner, la ciudad más pequeña del Estado de Massachusetts, asentada en 1785, con sus barrios antiguos y sus habitantes modernos incluyendo algunos famosos que ven lo que otros no perciben; está llena de historias, de espíritus que cuidan a sus amores y seres vivientes que se aferran a sus tradiciones; fantasmas que habitan la casa Victoriana en el Sur de la ciudad, el tesoro más grande guardado por más de un siglo.


La Casa Pierce impresiona por su majestuosidad, tiene vida y da la bienvenida a todo aquél caminante que sin saber qué fuerza lo atrae hacia sus puertas, debe detenerse frente a ella. 


Fue construida en 1875 por S.K. Pierce, ebanista prestigioso. A través de sus grandes ventanales, como si se viera desde ahí la Bahía de Bostón, los habitantes que han quedado atrapados, ven a los que pasan sin detenerse; mientras sus elaborados acabados de madera crujen por el viento sin que éste los toque.



La Familia Pierce se instaló en la mansión tan pronto estuvo terminada. Poco tiempo después la primera esposa murió repentinamente; de boca en boca narrando historias fantasmales, se dice que murió de una enfermedad bacteriana, nada raro para ese entonces. Es la dama que algunos ven parada atrás de la ventana del ático.


Poco tiempo después Pierce se casó con una joven llamada Ellen, 20 años más joven que su primogénito. 


Se inicia el rencor, las influencias femeninas alejan a padre e hijo hasta el punto en que al morir el viejo Pierce, quien hereda la propiedad es la viuda. 


No se sabe lo sucedido, fue una muerte natural o provocada, pero Ellen desaparece y su hijo Frank queda dueño y señor de La Victoriana en los inicios de 1900.


El joven Pierce no tenía nada para sí mismo, solamente su desconsuelo, mientras que Frank se dedicaba al juego, pierde la mansión en una apuesta. 


Los nuevos dueños permitieron que él siguiera viviendo ahí, pero solamente en el sótano. 


Por décadas no se vio movimiento dentro de la casa, nadie entraba o salia. ¿Qué sucedió, cómo murieron o se mataron?


Los fantasmas y espíritus que merodean son los que un día habitaron como una familia de ricos, 


Los Pierce. El niño que corre por las escaleras o se calienta a la par de las 4 grandes chimeneas y luego baja al sótano, dicen que es el pequeño Pierce.


Los otros moradores entre dos mundos son los que un día también habitaron la mansión y murieron misteriosamente; como la chica caminando por los corredores, deja sus huellas mojadas por haberse ahogado en el estanque del patio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario